10 de octubre de 2012



Desde que le vio por primera vez cuando aún era adolescente, la tía Adeline se enamoró perdidamente del tío Robert hasta tal punto que hizo lo indecible para que se fijase en ella. No es que él tuviese mala vista, ni que fuese desconsiderado hacia los demás, pero siempre andaba tan ensimismado en sus pensamientos que casi nunca se percataba de lo que sucedía a su alrededor. Porque el tío, desde que descubrió su pasión por la ornitología, siempre caminó mirando hacia arriba. Y aunque todos siempre pensaron que era un hombre afortunado por los numerosos sustos que dio a la familia sin que le hubiesen causado daño alguno, la suerte cambió de golpe varias décadas después, aquel fatídico día en el que un automóvil se le cruzó en su camino justo cuando el semáforo no permitía el paso a los peatones. Para llenar el vacío dejado por el tío, la tía Adeline colocó su foto en el escritorio donde tantas horas pasó leyendo libros sobre pájaros, aunque a sus visitas les pareciese un lugar algo inusual.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Ella Fitzgerald - Lullaby of birdland (http://www.youtube.com/watch?v=Zd15COtfz8c)