11 de octubre de 2012



Con mi amigo Jean–Paul emprendí el que sería mi primer negocio durante aquel verano del 56 para sacarnos un dinero con el que seguir financiando nuestros estudios universitarios. Éramos muy jóvenes y con grandes ambiciones, por ello pensábamos que era cosa de llegar y besar el santo. Lo primero que hicimos fue fijar el lugar de operaciones, porque era muy importante que tuviese una gran afluencia de turistas, y después la cosa era hacerse con una cámara fotográfica que tuviese la suficiente calidad acorde a nuestro presupuesto. Saint–Tropez fue el destino elegido, ya que además tenía el valor añadido de que tendríamos el sol asegurado. Pero lo que no pude prever fue la forma de trabajar de Jean–Paul. Sabía que era meticuloso, pero no que era tan lento, lo que nos ocasionó muchos problemas, sobre todo con aquellos veraneantes a los que retrataba en la orilla del mar.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Brigitte Bardot - St.Tropez (http://www.youtube.com/watch?v=auTWWLVu_gc)