16 de mayo de 2012



Hasta aquel fatídico día en el que Harry Stradling hundió su carrera por propia voluntad, había sido uno de los ventrílocuos más divertidos de Detroit. La popularidad que iba adquiriendo su inseparable Lester le fue relegando a un discreto segundo plano, porque el público estaba cada vez más interesado en pedirle autógrafos al muñeco, como los periodistas en entrevistarle. Por ello, y en su desesperación, aquella noche Harry hizo que Lester contase el chiste más gracioso que se le ocurrió, provocando tal ataque de risa que tres espectadores murieron de un infarto. La separación fue dura, pero el alivio de Harry enorme, aunque lo perdiese todo.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Jelly Roll Morton - Creepy Feeling (http://www.youtube.com/watch?v=5dc7K2-OGRA&feature=relmfu)