25 de febrero de 2013



Según nos contaba el abuelo, el tatarabuelo Ricardo, quien estaba destinado a seguir los pasos de su padre como curandero en el pueblo, había desaparecido sin dejar rastro alguno tras marcharse a Segovia para cumplir el servicio militar. Al parecer, después de un tiempo sin tener noticias de él, y ante la enorme preocupación de la familia, su padre hizo la maleta y partió en busca de su hijo. Pero las pesquisas fueron infructuosas, con lo que acabó regresando, cabizbajo, con la única noticia de que, según un furriel, Ricardo había desertado porque aquello le parecía muy aburrido cuando él sentía que estaba destinado a tener una vida más espiritual. Sea como fuere, nunca más se supo de Ricardo, lo que dio origen a muchas habladurías que pusieron de manifiesto la gran imaginación que tenían los habitantes del pueblo. Muchos años después, alguien de la familia creyó reconocer al tatarabuelo en una fotografía publicada en un número de la revista “Blanco y Negro”, aunque tampoco se pudo comprobar a ciencia cierta si era él, ya que parte del rostro de aquel hombre estaba cubierto por una poblada barba. Y además, había pasado tanto tiempo.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Tommy Dorsey - Song of India (http://www.youtube.com/watch?v=UaZpQ2u9KOA)