27 de marzo de 2012



Ellas eran inquietantes, extrañas, huidizas. Siempre vestían igual. Siempre de blanco. Parecían salidas de otra época. No se separaban nunca, ni siquiera en los recreos. No hablaban con nadie y si alguien se acercaba, ellas respondían con una mirada desafiante. Nunca vimos a sus padres. Una mañana nos dimos cuenta que habían desaparecido. Hace unos días, después de tantos años, me acordé de ellas. Hablaban en televisión de dos hermanas, casi ancianas, que habían condenado a muerte por no sé cuantos asesinatos. Me acerqué a la pantalla pero sus rostros no me resultaron familiares. Sin embargo, he de confesar que, dada mi edad, he perdido mucha vista.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Krzysztof Komeda - Lullaby, de Rosemary's baby (Roman Polanski, 1968).