4 de octubre de 2013



En el momento en que garabateo estas líneas soy consciente de lo difícil que es escribir y describir la música. Llevo muchos años ejerciendo la crítica y sé que el lector, al leer un texto, jamás podrá hacerse una idea de como suena una composición, por mucho que se domine el lenguaje literario. Como también sé que hay algo aún más peliagudo, que mi criterio sea fiable, ya que aquí entran los gustos personales de cada uno. Ya saben que aún hoy en día, en pleno 1891, la buena música sólo se puede oír en las salas de teatro. Y si tienen dinero, a lo mejor podrán comprarse un moderno Fonógrafo del que aún hay pocas unidades, y si tienen suerte quizá consigan algún cilindro de cera que, si les soy sincero, aún siguen sin sonar bien. Es decir, les puedo hablar sobre las virtudes vocales del fallecido tenor Julián Gayarre. Yo le oí. Pero todos aquellos, y son muchos, que jamás le escucharon y que no podrán hacerlo, ya que todavía no han aparecido las grabaciones que dicen que hizo, tendrán que imaginárselo cantar. Digo esto porque acabo de descubrir un joven grupo vocal de una modernidad asombrosa que lleva la música de tal manera en sus entrañas, que no hay movimiento que hagan que no sea siguiendo un ritmo. Algo de lo que han dejado constancia algunos fotógrafos, ya que cuando posan, dicen, no pueden evitar moverse con un ligero balanceo similar a un metrónomo. Pero vayan a verlos, que están empezando a ser conocidos, y no se los pierda, como a Gayarre, aunque presiento que ellos acabarán grabando algunos cilindros de cera.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Brox Sisters - Mandy make up your mind (https://www.youtube.com/watch?v=dbQDDTBoa8c)