29 de junio de 2012



Lo que mi hermana Betty vio en Charlie Ryan siempre fue un misterio en la familia. Mi padre decía que por muy simpático que fuera ello no era garantía de que le pudiese ofrecer una vida estable, algo que era motivo de monumentales discusiones, con mi madre llorando y mi hermana dando portazos. Yo sabía que mi cuñado era una calamidad crónica, aunque hubo sólo una cosa que se le dio bien. Por eso se presentó al concurso anual de muecas en Rawlins, Wyoming. En eso, hay que reconocerlo, era un verdadero genio, a pesar de que quedó en segundo lugar. Aún así, Betty siempre le quiso. Pero a mí, la verdad, me daba igual Charlie, mi hermana y todos los demás.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Arthur Smith - Mandolin boogie (http://www.youtube.com/watch?v=ZLDLedtPoxU)