9 de septiembre de 2015




“Modeste Deveraux o el nacimiento del retrato panorámico”

II. … y el efecto

Al revelar la primera placa hubo algo en aquella imagen que no convenció del todo a Modeste Deveraux. Pero aún le quedaba una placa, pensó. Así que comenzó con sus seis hijas experimentar nuevas poses, moviéndolas de un lado a otro. Y estas, fascinadas por la idea de que esa caja de madera provista de una pequeña lente preservaba a las personas para la posteridad, se entregaron a las indicaciones paternas como si de un juego se tratase. Que si ahora se colocaban en círculo, que si después formando un hexágono, que si con los brazos levantados, que si con las manos detrás. Pero Modeste no lograba encontrar la composición deseada. Hasta que en un momento de desesperación, tropezó con el trípode haciendo girar la cámara noventa grados. Y tuvo una idea. Dispuso a sus hijas formando una torre para que entrasen en el encuadre. Modest quedó tan satisfecho que nunca volvió a utilizar la cámara. Pero su fotografía vertical, por cosas del azar, fue el origen de una moda que acabaría causando furor en Europa.

Fondo musical para acompañar la lectura: Hubert Simplisse et son Ensemble - Simplicites.