17 de marzo de 2017



Quiso el azar que me viera envuelto en uno de esos encargos poco estimulantes en el que, como reportero gráfico, tuve que cubrir la reunión anual de la Asociación del Reno de la que el redactor jefe del periódico local para el que trabajaba era el tesorero de la misma. Y una vez más el azar hizo acto de presencia haciendo que mi viejo automóvil sufriera una avería cuando recorría una inhóspita carretera de tierra en Kansas, quedándome tirado en medio de la nada hasta que, tras varias horas abandonado a mi suerte, aparecieron dos sonrientes damas que, al verme, detuvieron su vehículo no sin antes tomar sus precauciones. Lo que pasó después no tuvo importancia, ni siquiera el hecho de que no llegué a tiempo a la reunión, algo que agradecí. Pero días después, al mostrar las fotografías ya reveladas de las dos mujeres que me habían prestado auxilio se produjo un asombro general en la redacción cuando alguien creyó reconocer en esas damas a las hermanas Eudora y Felicity James, las famosas asaltadoras de bancos a las que la policía nunca pudo detener y cuyo rastro, al parecer, se perdió por las polvorientas carreteras de Kansas.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Whistler's Jug Band – Jug Band Special (1927)