19 de marzo de 2016




Aquel día el azar me jugó una mala pasada después de tantos años suspirando por Alicia, a quien había conocido en el instituto, en una de esas fiestas que organizó mi amigo Edmund, quien tenía fama de crápula. Pero mi extrema timidez, que me provocaba un hormigueo que recorría mi vientre, hizo que tan solo me acercase a ella como un pasmarote, balbuceando solemnes majaderías con las que conseguía, a veces, sacarle una sonrisa. Edmund me decía que era un idiota, que tenía que dejarme de tonterías y lanzarme de una vez por todas. Pero yo no me atrevía. Y así fueron pasando los años, hasta que aquel funesto día reuní las suficientes fuerzas y me dirigí a su casa decidido a declararle mi amor. Y justo cuando me arrodillé y pronuncié mis primeras palabras, ella, asustada, sin musitar palabra alguna, se llevó las manos a la cara. Después de tanto tiempo, aún me pregunto que es lo que pudo fallar.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Dion and The Belmonts - Teenager in love.