10 de junio de 2014




Más allá de los privilegios y la fortuna que su padre había amasado gracias a su negocio de envasado del arenque, la mayor ventaja que tuvieron los quintillizos de Yorkshire fue el hecho mismo de ser iguales como cinco gotas de agua. Algo que les había proporcionado excelentes resultados ya en sus tiempos académicos por el desconcierto que generaban entre sus profesores al tener que enfrentarse a diario con cinco alumnos idénticos. Por eso, cuando se hicieron cargo de la empresa paterna tras finalizar sus estudios, decidieron seguir aprovechando el don que la naturaleza les había regalado, convirtiéndolo con el tiempo en una insólita estrategia comercial que no hizo más que aumentar su ya de por si gran fortuna. Sin embargo, tras varias décadas liderando el mercado del arenque, su emporio se esfumó de un día a otro, cuando en un corto período de tiempo, ya ancianos, fueron falleciendo unos seguidos de otros sin dejar descendencia. Una ventaja que, con el tiempo, acabó convirtiéndose en su verdadero drama. Porque Harold, Herb, Horace, Horatio y Hubert, con hache de “herring” (arenque) estaban tan unidos que fueron incapaces de tener los unos para con los otros un resquicio de intimidad. Algo que siempre incomodó a las numerosas damas que se cruzaron en sus vidas.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Franz Schubert - Adagio, del Cuarteto de cuerdas en C, D. 956 (Julliard String Quartet) (https://www.youtube.com/watch?v=mCbtQTL4P0M)