15 de septiembre de 2014




El tio Algernon era un joven predicador cuya ingenuidad le había llevado a plantarse en Chicago para salvar a las almas descarriadas que habían convertido la ciudad en un lugar inseguro y peligroso. Si bien, con el tiempo, había conseguido enderezar a unos pocos delincuentes de poca monta pronto se dio cuenta de que una fuerza mayor como era el crimen organizado necesitaba de otras tácticas. El mal se extendía y él estaba llamado a ser su azote aunque ello implicase una doble vida, a Dios rogando por el día y con el mazo dando por la noche. Una vez diseñado minuciosamente su equipo, en el que era importante el factor psicológico para generar un temor mayor, y acompañado de su gato Absalón, el tío inició su particular cruzada contra la depravación y el delito aquella noche del 31 de octubre de 1933. Pero su misión tan solo duró unas pocas horas convirtiéndose muy pronto en el hazmerreír del hampa. El tío había pasado por alto un pequeño detalle genético que se puso de manifiesto cuando pronunció sus primeras palabras, su voz atiplada, por lo que recibió unas cuantas sonoras bofetadas en medio de las risotadas de unos y otros.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Kid Ory's Creole Jazz Band - Tin Roof blues (https://www.youtube.com/watch?v=fHmYLR4Qa-4)