29 de noviembre de 2012



Los problemas del tío Théophile comenzaron en su adolescencia, cuando a su temprana tendencia por la vida contemplativa se unió su vocación de convertirse en "bon vivant". Algo que produjo una suerte de hecatombe familiar el día en que se lo confesó al abuelo, cuando éste, cansado de su indolencia, decidió hablar seriamente con él. La abuela, que siempre trató de mediar entre ambos dado el monumental enfado de su marido, intentó ayudar al tío. Es por eso que, con el fin de hacerle descubrir alguna habilidad, procuró incentivarle apuntándole en diversas actividades. Pero el tío acababa cansándose muy pronto de todas ellas. Hasta que, cuando todo el mundo estaba a punto de tirar la toalla dándole por un caso perdido, hubo alguien de la familia a quien de súbito le vino la inspiración. La idea se acogió con cierta satisfacción, y aunque tampoco los resultados fueron los esperados ya que demostró una vez más su ineptitud, al menos tenía una ocupación. Y lo que fue más importante para el abuelo, que la quietud que requería tal labor disimulaba casi a la perfección la holgazanería del tío, ofreciendo una imagen más amable hacia los demás.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Stéphane Grappelli - Makin' whoopee (https://www.youtube.com/watch?v=qHm8B7ibeUY)