20 de febrero de 2012



Cuando conocí al señor Wilkinson era ya un hombre avejentado y abatido. Él, que había sido uno de los pioneros de la era espacial se hallaba hoy en día sumido en el olvido y en la incomprensión. Me contó que él fue el verdadero inventor del traje espacial. Pero que aquello fue un monumental fracaso que terminó con su carrera. Desde su retiro en Sterling, Colorado, nunca dejó de preguntarse que es lo que había fallado.